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Los Origenes de Villa Sombrero
información basada de las paginas del libro" El campo del Coronel" por el ingeniero Ismael Diaz
DATOS HISTORICOS

A continuación son presentados diferentes datos relativos a Villa Sombrero que nos permiten formarnos una visión panorámica de la evolución histórica de esta comunidad. Estos son presentados en orden cronológico y algunas veces están acompañados por análisis y comentarios.

Para comprender la historia de Villa Sombrero se hace necesario conocer un poco de la historia del Valle de Baní, aunque sea en términos muy generales. Esto así porque Sombrero surgió como consecuencia de hechos que envolvieron a toda la región.

Los primeros habitantes que tuvo el Municipio de Baní fueron indígenas. En lo que a nuestra comunidad respecta no hay indicios de que aquí vivieron indios. Los primeros colonizadores europeos que se asentaron en esta región lo hicieron en el siglo XVI (a partir 1520, aproximadamente). Establecieron algunos ingenios azucareros y muchos trapiches, ya que para esa época la explotación de la caña de azúcar era la principal ocupación de los que vivían en esta isla. De este período tampoco hay pruebas de que aquí, en Sombrero, se hubiesen hecho asentamientos humanos.

A finales del siglo XVI la explotación de la caña de azúcar fue abandonada casi totalmente por los pocos incentivos económicos que ofrecía, y la gente se dedicó entonces a la crianza de ganado. En Baní aparecieron varios hatos. Un hato era una gran extensión de terreno dedicado a la cría de ganado vacuno, caprino o caballar. Es en esa época cuando surgen casi todas las comunidades rurales de la costa banileja, entre estas Sombrero. Resumiendo podemos decir que esta comunidad tuvo su origen a partir de la evolución de un hato ganadero.

Aunque el testamento de Doña Sabina de Solís viuda Guerrero data del 1567, es muy probable que la fundación del Hato de la Sabana del Pedro del Paso sea muy anterior a esta fecha.

El Capitán José Dionisio Guerrero y Sabina de Solís conforman el tronco desde donde descienden todos los Guerreros banilejos, higueyanos y seibanos. Uno de sus hijos, Don Miguel Gerónimo de Guerrero Solís casado con Catalina Fernández de las Casas, es el eslabón genealógico que los une a Baní. Juan Ambrosio Guerrero Benítez, bisnieto de José Dionisio Guerrero y Sabina de Solís fue el introductor del apellido Guerrero en tierras banilejas.

José Dionisio Guerrero y Sabina de Solís fueron dueños de estas tierras porque los Guerreros estaban emparentados con la familia Colon, dueños originales de estos territorios, por medio de Doña Ana de Pravia.

Después que Antonio de Osorio, Gobernador de la Isla, llevó a efecto las devastaciones de las poblaciones del norte y del oeste de la isla a fin de evitar el contrabando con otras colonias rivales y produjo el consiguiente traslado de sus habitantes a la parte sur de la isla, hizo levantar en el 1606 un censo en el cual aparecen varios hatos que existían en el Valle de Baní. Estos eran:
  • "El Hato de Catalina, de Rodrigo de los Olivos.

  • El Hato de Cerro Gordo, de Sabina de Solís.

  • El Hato de la Sabana de Pedro del Paso, de la misma propietaria.

  • El Hato de Baní, de Gonzalo de Villegas.

  • El Hato de Baní, de Juan Romero.

  • El Hato de Nizao, de Pedro Caballero.

  • El Hato de Pizarrete, del Capitán Tello.

  • El Hato de Nizao, sin mención de dueño.

  • El Hato de Ovejas de Baní, de Sabina de Solís.

  • El Hato de Ovejas de Baní, de Gonzalo de Villegas Maldonado.

  • El Hato de Ovejas de Baní, de Rodrigo de los Olivos."


Esta lista de los once hatos ganaderos que existían en Baní en tiempos de las Devastaciones de Osorio, incluye, además del hato del Hato de la Sabana de Pedro del Paso, dos hatos mas que Doña Sabina de Solís tenía para esa época: los hatos de Cerro Gordo y de Baní.

Sabina Solís, quien había enviudado de su legítimo esposo, el Capitán José Dionisio Guerrero, era una mujer acaudalada.

Mucho antes del 1606, como se ha podido ver, ya se conocían estas tierras de Sombrero; sin embargo no se puede decir que estuvieran permanentemente habitadas o que existiera algún bohío o vivienda, puesto que esta zona era solamente un sitio de crianza y necesariamente no tenía porque vivir nadie en ella. No se sabe tampoco donde vivía Sabina de Solís, ya que además de este ella poseía otros hatos.

Al Valle de Baní siguieron llegando muchos inmigrantes, generalmente de ascendencia española. Sobre todo vinieron muchos de las Islas Canarias gracias a las inmigraciones que llevó a efecto Francisco Rubio y Peñaranda, Gobernador de la isla de Santo Domingo entre 1751 y 1760.

Así se fueron fomentando los hatos ganaderos que había en este valle, al tiempo que aumentaban sus respectivas poblaciones. De esta manera los hateros de la región compraron un gran terreno y fundaron lo que es hoy la ciudad de Baní, en 1764. Una de las fundadoras de Baní fue la señora Dionisia Franco Peguero, que era la dueña del hato de Sombrero. Doña Dionisia Franco Peguero era sobrina de Don Manuel Franco de Medina, Cura Rector y Vicario Foráneo de Baní en los días en que esta ciudad fue fundada. Ya para 1764, Doña Dionisia era viuda del Capitán Miguel de Jesús de Soto, razón por la cual aparece su nombre y no el de su esposo en la relación de los fundadores de Baní. Hasta donde han llegado mis investigaciones los fundadores de Sombrero fueron el Capitán Don Miguel de Jesús de Soto y Doña Dionisia Franco Peguero, en una fecha no precisada aún, pero de la que se puede decir que fue anterior al año 1730. El 1762, los herederos de Miguel de Soto gestionaban la partición de sus bienes. En la certificación del auto para la repartición de los bienes del Capitán Don Miguel de Jesús de Soto, fechado en 1776 y 1777, copia de la cual me facilitó mi amigo el historiador banilejo Dr. Manuel Valera Valdez (ver documento anexo), aparece que Don Miguel dejó al morir "los terrenos llamado San Antonio, Hato Nuevo, El Hatillo llamado Sombrero y la Sabana llamada Ciña". Esto confirma que tanto San Antonio, que es actualmente un sitio de labranzas, como Sombrero pertenecieron al mismo dueño y que por esta razón existen tantos hechos comunes entre ambos lugares como se verá en otras partes de este libro.

Es fácil deducir la razón por la cual en Sombrero no existe el apellido Franco, ni es de los más antiguos el Soto, Dionisia Franco se mudó a la recién fundada Villa de Baní, donde fijó su residencia, pero aunque se mudase a Baní siguió siendo la dueña del hato de Sombrero. Esto lo confirma Rodríguez Demorizi en su obra Baní y la novela de Billini cuando escribe, en la Pág. 27, "Los lugarejos que rodeaban este pueblo eran solamente hatos de ganado en 1780, a saber, en el partido de Paya, los de Ursula, Francisco, Manuel y Petrona, apellidados Guerrero y el de Lorenzo Báez; en el de Calabaza, el de Manuel de Jesús; en el de la Cruz, el de Isabel Pimentel; dos en Sabana Buey, de Nicolás Gurídi y Juan del Rosario, el de Peravia, de Jerónimo Guerrero; dos en Sodorín, de Antonia Quevedo y Luis Marcano; el de San Antonio, Andrés de Soto; el de Sombrero, de Dionisia Franco; el del Llano, de José Soto, con un total de 65 esclavos al servicio de dichos hatos y trapiches.

La cantidad de esclavos que poseían estos hatos a principios de enero de 1780 en el valle de Baní es la siguiente:

  1. Juan del Rosario; Hato de Sabana Buey con 3 esclavos.
  2. Bartolomé del Castillo; Hato San Ramón con 10 esclavos.
  3. Francisco Báez; Hato San Francisco con 4 esclavos
  4. Manuel de Jesús Lara; Hato de Calabazas con 5 esclavos.
  5. Jerónimo Guerrero; Hato de Peravia con 4 esclavos.
  6. Petrona Guerrero; Hato de Paya con 2 esclavos.
  7. Lorenzo Báez; Hato de Paya con 2 esclavos.
  8. Francisco Guerrero; Hato de Paya con 3 esclavos.
  9. Ursula Guerrero; Hato Paya con 5 esclavos.
  10. José de Soto; Hato de El Llano con 4 esclavos.
  11. José Gómez, (abuelo de Máximo Gómez); Hato de Matagorda, con 2 esclavos.
  12. Andrés de Soto; dueño del Hato de San Antonio, con 3 esclavos.
  13. Dionisia Franco; Hato de Sombrero con 5 esclavos.
  14. Cristóbal de Soto; Trapiche en Boca de Bahí con 5 esclavos.



PROPIETARIOS NO VECINOS DE BANÍ: Don Tomás de Leos y Echalas, Hato de la Candelaria; Doña Isabel Pimentel, Hato de la Cruz; Doña Antonia de Quevedo y Villegas, Hato de Solorín.

Notas: El original de esta lista se conserva en el Archivo Nacional de Cuba, Habana. Papeles de la Real Audiencia de Santo Domingo.

Andrés de Soto, dueño del Hato de San Antonio, y Cristóbal de Soto, propietarios de un trapiche en la boca de Bahía, en las cercanías de Sombrero, eran descendientes de los dueños del Hato de Sombrero.

El hato de Sombrero tenía en esa fecha, enero de 1780, cinco esclavos. Si atendemos a ese número, vemos que solo hay otro hato con 10 y dos más que tenían también 5, los otros nueve hatos de la lista tenían menos de cinco. Esto evidencia que el hato de Sombrero era uno de los más importantes del Valle de Baní.

Estos datos acerca de los hatos que poseían esclavos a principios de enero de 1780, en el Valle de Baní. Aparecen en el libro "La Familia de Máximo Gómez", cuyo autor es Fray Cipriano de Utrera.

El hato de Sombrero tenía su epicentro en lo que hoy se conoce como Los Guayacanes, un barrio de esta comunidad, a cuya sombra y abundancia de árboles debe su nombre nuestra comunidad. Sus límites eran imprecisos, pero se puede afirmar que ocupaba casi todo lo que es el cuadrante suroeste del actual Sombrero Abajo y se extendía hacia terrenos que actualmente están dedicados a la producción agrícola (ver mapa).



CERTIFICACION DEL AUTO PARA LA REPARTICION DE LOS BIENES

DEL CAPITAN SR. DON MIGUEL DE JESUS DE SOTO. 1777

Sello Tercero-Un Real-Años de Mil setenta y seis y setenta y siete.-

Yo Dr. Diego Ximenes, Escribano del Rey Nuestro Señor y del Juzgado de Realengos, certifico que habiéndose presentado Xiptobal de Soto del vecindario de Baní, por sí y a nombre de los herederos de su difunto padre Miguel de Jesús de Soto solicitando al amparo de los terrenos nombrados San Antonio, Hato Nuevo, el hatillo llamado Sombrero y la sabana llamada Ciña todo en la jurisdicción de esta Ciudad y Valle de Baní se le despachó por el Sr. D. Rubén Vicente de Lugando, Oidor que fue de esta Real Audiencia y Juez de este Juzgado, al amparo de ellos para que se inventariara, pero habiendo acaecido que el Escribano Don Diego de Sossa, que lo era originario de este Juzgado, habiendo dejado sin autorización, se presento su Señoría el Señor Don Simón Antonio de Mirafuentes, del Consejo de su Majestad, su Oidor el Alcalde y Aimendela Ayudante de la Cancillería Real, que en esta ciudad reside y Juez Subdelegado de Realengos, el citado Xiptopal de Soto, haciendo presente a dicho Señor lo acaecido, quien habiendo visto los autos y su estado hubo a bien de proveer el Auto para la repartición de bienes del Capitán Sr. Don Miguel de Jesús de Soto.

Lo firmo en Santo Domingo y marzo diecisiete de mil setecientos setenta y siete ante Diego Ximenes.

Este fallo ampara al Sr. Xiptopal de Soto y demás herederos habientes de derecho a los bienes del Capitán Miguel de Jesús de Soto con posesión de todo el Hato Nuevo, y el Hato de San Antonio y el de Sombrero.


NOTA: La copia es textual, por lo que se respeta la ortografía original.



LOS DESCENDIENTES DE MIGUEL DE SOTO Y DIONISIA FRANCO Y LA LLEGADA DEL GENERAL FAUSTINO ORTIZ



Durante más de un siglo, el hatillo de Sombrero perteneció íntegramente a la familia De Soto hasta que en agosto del año 1859 Faustino Ortiz, el glorioso patriota banilejo compró "treinta y tres pesos fuertes de tierra de comuneros de Sombrero" a Gregorio de Soto, biznieto de Miguel de Jesús de Soto y Dionisia Franco, dueños originales del hatillo de Sombrero. Los de Soto fueron durante años propietarios de vastas extensiones de terrenos en el valle de Baní, entre sus propietarios estaban los hatos de San Antonio y Sombrero. Hay testimonios documentales que prueban la presencia en el valle de Baní de esta familia desde por lo menos el 1730.

Los descendientes de Don Miguel de Jesús de Soto y Doña Dionisia Franco realizaron algunos enlaces matrimoniales que trajeron como consecuencia la llegada a estas tierras de otros personajes. Veamos: su hijo Juan Francisco de Soto Franco casó con Isabel Ortiz Báez, hermana de José Ortiz Báez, ancestro de los Ortiz de Villa Sombrero.

El legendario Basilio de Soto Carmona, biznieto del matrimonio de Soto Franco, establecido en la Guajaca, Sombrero, es el tronco de los Soto de aquí.

María Francisca de Soto Franco y su esposo Juan Evangelista de Andújar Valera, se establecen en San Antonio y son el tronco de los Andújar de Sombrero. Otra hija de Miguel De Soto y Dionisia Franco, María Dionisia casada con Rodrigo Tejeda Franco, es la madre de Francisco Tejeda de Soto, tronco de los Tejeda de esta comunidad.

Por otro lado, la llegada de Faustino Ortiz a estas tierras representó un elemento de avance, ya que su prestigio serviría para aumentar considerablemente la población del lugar. Algunas de las primeras noticias que tenemos de Sombrero se deben al General Faustino Ortiz, quien siendo Comandante de Armas de Baní en el 1871 acompañó a unos norteamericanos que estuvieron en comisión por Baní, y pasaron por el campo del Coronel en Sombrero.

Durante el gobierno de Buenaventura Báez, este en su desconfianza en la independencia dominicana ofrece a la Estados Unidos arrendarle la península de Samaná o anexarle todo el país a esa naciente potencia. Por tal razón visitó Santo Domingo una comisión de norteamericanos en 1871 con el objetivo de rendir un informe al gobierno de Estados Unidos, acerca de la situación de nuestro país. Faustino Ortiz era el comandante de Armas de Baní para esa fecha y, como tal, acompaño la comitiva extranjera.

Una parte de la comisión, encabezada por el General P. Siegel hizo un viaje de Santo Domingo a Azua y este describió todo cuanto vio de interés en este recorrido. Cuando parte de Baní rumbo a Azua escribe: "Salí de Baní para Sabana Buey y Azua a las 5:30 de la mañana del 12 de febrero, en compañía del Coronel Ortiz, el señor Smith y de dos miembros del cuerpo de dragones que servían de guías, y como dijo el Coronel de 'escolta de honor' saliendo de Baní hacia el Oeste, tomamos un camino llano y en buenas condiciones, y después de recorrer como una milla, nos detuvimos en el 'Campo' del Coronel, que tiene tres casas y un cuadro de tierra de tal vez 2 millas cuadradas y que se utiliza principalmente como tierra de pasto para caballos, ganado vacuno, etc. y una parte casi igual de montes". (Pág. 232, Informe de la Comisión de Investigación de Estados Unidos en Santo Domingo, en 1871.

Según lo dicho por el General Siegel, es fácil deducir que este "Campo del Coronel" es el actual Sombrero en sus inicios. Es seguro que una de esas tres casas que menciona el norteamericano es propiedad de Faustino Ortiz, cabe ahora determinar a quienes pertenecían las otras dos.

Hay que aclarar que lo que el General Siegel menciona como "el campo del Coronel" solo se refiere a la parte del hato de Sombrero que Faustino Ortiz le había comprado a los De Soto. Esta familia conservó terrenos de este extenso hato por lo menos hasta el año 1899. Para esa fecha existen Actos Notariales que legalizan ventas de los descendientes de los De Soto-Franco a diversos compradores.

Para ese año de 1871, cuando la comisión norteamericana se detuvo en Sombrero, ya estaban radicadas aquí varias familias: Pimentel, Tejeda, Arias, Peña. Procedentes de San Antonio posteriormente llegarían las familias Troncoso y Andújar. Luego arribarían los Calderón, Báez, Melo, Estepan, Dumé y muchos otros que fomentarían la población hasta convertir a Sombrero en una aldea de cierto relieve.

Lo que acontecía entonces era que había varios predios pertenecientes a diferentes familias que se habían distribuido en torno a la gran sabana que hubo en Sombrero. La distancia entre una casa y otra podía sobrepasar el kilómetro.


ACTO DE VENTA DE TERRENOS COMUNEROS EN SOMBRERO POR PARTE DE GREGORIO DE SOTO A FAUSTINO ORTIZ. 1859

Sello Segundo, Veinte pesos
República Dominicana.


Por ante nos José Francisco de Heredia Escribano de esta provincia y asociado al competente número de testigos que después se nominarán compareció el Sr. Gregorio de Soto propietario domiciliado en esta y espuso que vende realmente con efecto al Sr. Faustino de Ortiz que sean para él sus sucesores o para quienes sus derechos y acciones representare a saber treinta y tres pesos fuertes de tierras en los comuneros de Sombrero los mismos que hubo por herencia de su difunto padre y que desde hoy día de la fecha se desapodera, aparte cede y traspasa a favor de su comprador todo el derecho de acción y dominio que a dichos terrenos había y tenía para que los posea a título de señorío sus pasos, usos, costumbres, entradas y salidas, goce de los fueros de la común asegurándole que sobre esto no habrá jamás pleito, embargo ni contradicción por persona alguna y si sucediere saldrá a su voz y defensa hasta dejar al pacífico poseedor lisa y llanamente sin pleitos, costos ni costas y de no le devolverá la cantidad recibida con todos los daños y perjuicios que pueda sufrir.

Hecho en la común de Baní, agosto veintinueve de mil ochocientos cincuenta y nueve y décimo sesto de la Patria en presencia de los señores Victorino Paulino e Hipólito Billini testigos oculares quienes después de lectura firmaron lo que supieron por ante nos que doy fe y certifico


Faustino Ortiz (firma)
Escribano Público F. Heredia (firma)

Nota: Registrado Baní agosto veintinueve del cincuenta y nueve al registro civil H folio seis vuelto número veintinueve y pagados sesenta y seis pesos nacionales.


Encargado de Registro
H. Billini (firma)


Nota de IDM: El documento original del cual transcribí la presente copia esta manuscrito, consta de tres páginas y pertenece a los Archivos del Juzgado de Baní. Llegó a mis manos por medio del Dr. Manuel Valera Valdez.

Gregorio de Soto, el vendedor, era biznieto de Miguel de Jesús de Soto y Dionisia Franco, dueños originales del hatillo de Sombrero.



SOMBRERO DURANTE LA ANEXION A ESPAÑA Y LA GUERRA DE RESTAURACIO(1861-1865)

Durante este importante período de la historia dominicana, Sombrero era una minúscula aldea atravesada por el Camino Real del Sur. Tendría para entonces algunas diez casas. Entre las familias establecidas aquí estaban, Ortiz, Pimentel, Arias, Guerrero, Peña y Tejeda.

Los sombrerenses, al igual que la mayoría de los banilejos, tomaron parte en la vida política y militar de la época del lado de los anexionistas. Esta inclinación se debió a dos razones fundamentales: la primera de estas era que los sombrerenses eran hateros, o sea que pertenecían a la clase socioeconómica que favorecía la Anexión; recuérdese que el General Pedro Santana, líder de este movimiento, era uno de los principales hateros del país. La otra razón importante se refería a los nexos familiares de los sombrerenses con España, ya que estos tenían ascendencia muy cercana de españoles.

Entre los sombrerenses que participaron en las reservas de las milicias anexionistas se cuentan, Francisco de Peña, Manuel Tejeda Soto, Anselmo Pimentel y Timoteo Pimentel. En esta lista hay que incluir también a Eduardo Andújar, quien aunque era de San Antonio, estuvo siempre ligado a Sombrero; aquí se estableció y procreó familia.

Las conclusiones arriba expuestas fueron obtenidas de un análisis que hice a la Colección Documental-Histórica Herrera, procedente del Archivo General de las Indias, Sevilla, España, recopiladas por el historiador banilejo César Herrera Cabral y cuyos volúmenes reposan en el Archivo General de la Nación. Las copias fotostáticas de estos documentos me las facilitó mi amigo José Miguel Germán. Del legado 1039-b, tomo XXXVI, de la citada Colección extraje los siguientes datos de una inspección de tropas de brigadas de operaciones de banilejos que integraban el ejército español, la cual prueba fehacientemente la participación de los sombrerenses en la Anexión y en la Restauración.

Entre los 141 banilejos que conformaban la Sección de Voluntarios de Baní aparece el nombre de Francisco de Peña del cual se especifica que está "en su casa en Sombrero". También aparecen los nombres de Reyes Guerrero y Fidel Guerrero Peña, de los cuales el informe dice que están en Sombrero, pero no se especifica si residen allí.

De los 75 voluntarios que conformaban la Sección de Caballería de Baní, los siguientes eran de Sombrero: Timoteo Pimentel y Manuel Tejeda Soto. Aparece también el nombre de Eduardo Andújar, quien estaba en su casa de San Antonio.

El informe del cual se extrajeron los datos antes señalados fue preparado el 1º de mayo del 1864 por el General Manuel de Regla Mota, comandante Militar de Baní durante la Anexión y la guerra de Restauración.

En esa misma revista de tropas hay una relación de catorce personas, hecha por el Capitán Hipólito Caro, donde se dice que el nombrado Purita Noyer estaba en Sombrero. El 22 de mayo de 1864 se prepararon dos listas más; una de las cuales es de los voluntarios heridos o enfermos y de los que se ocupan de trabajos del gobierno. En esta aparece el nombre de Anselmo Pimentel.

El General Faustino Ortiz formó parte del ejército restaurador.




PLEITO DE SOMBRERO 1875

A finales 1875 los generales Marcos A. Cabral y Valentín Pérez hicieron un levantamiento armado contra el gobierno de Espállat.

El General Melchor Cabral, hermano de Don Marcos A, Cabral, representante en el gobierno de Espaillat, enfrentó y venció a los insurrectos en varias escaramuzas, algunas de las cuales tuvieron lugar en Sombrero, Matanzas y Sabana Buey.


EL GENERAL CESAREO GUILLERMO ESTUVO ESCONDIDO EN SOMBRERO EN EL 1885

El General Cesáreo Guillermo y Bastardo (1847-1887), Presidente de la República en el 1879, durante un breve período de ocho meses, inició una revuelta en Azua en el 1885 conocida como la Revolución de Cesáreo, la cual contaba con la cooperación del gobernador de aquella ciudad, señor Juan de Vargas.

Esta revolución pretendía derrocar al presidente Alejandro Woss y Gil, quien había sustituido al Presidente Billini cuando este renunció. Woss y Gil dictó orden de prisión contra Cesáreo, pero este logró escapar después de sostener disparos contra las fuerzas del gobierno. Juan Rodríguez, Secundino Mejía y Basilio Aguasvivas salieron de Baní para buscarlo y lo escondieron en Sombrero, en la casa de Valentín Tejeda (Quintín.) Por las noches, Cesáreo Guillermo salía de su escondite en Sombrero y visitaba algunos políticos en Baní.

En esta comunidad fue que se planearon las acciones de la Revolución de Cesáreo.
Posteriormente el General Guillermo salió de Sombrero y después de ser arduamente perseguido por el gobierno se suicidó el 8 de noviembre de 1887.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

1- Reseña Histórica de Baní, Joaquín S. Inchaustegui, 2da. Edición, Pág. 150.

2- Enciclopedia Dominicana, Tomo III, 2da edición, Pág. 243.

3- Juan Manuel, Novela inédita de Francisco Billini Brea.



ACTO NOTARIAL MEDIANTE EL CUAL GREGORIO TRONCOSO COMPRA TERRENOS EN SOMBRERO, 1896

En la común y Pueblo de Baní a los diez días del mes de Octubre del mil ochocientos noventa y seis: por ante mí Carlos María Mejía Notario Público debidamente recibido y juramentado para esta localidad y el competente número de testigos que en su lugar se denominarán, comparecieron la Señora María Francisca Germán y Ramón de Soto, este ultimo en representación de su madre Juana Germán, ambos mayores de edad, de profesión, la primera las faenas domésticas correspondientes a su sexo y el segundo agricultor, de este domicilio a quienes doy fe de conocer y manifestaron que bajo cláusula de juramento venden realmente y con afecto al señor Gregorio Troncoso también de este domicilio y vecindario (presente y aceptante) que sea para el, sus sucesores o quienes su causa hubiere y acciones y derechos representarse a saber: Cada uno de por sí ocho pesos fuertes que hacen el total de dieciséis pesos en los sitios comuneros de „Sombrero‰, jurisdicción de esta común, con, sus libres entradas y salidas, usos, costumbres, derechos y servidumbres que en forma legal le corresponden sin apartarse de las reglas establecidas por los demás copropietarios mientras se verifique la mensura.

Los mencionados terrenos los hubieron los vendedores: la primera por herencia de su finada madre Josefa de Soto y el segundo por herencia de su difunto padre Gregorio de Soto, quienes a su vez lo hubieron por herencia de sus finados padres José y Bárbara de Soto, según lo acreditan las letras auténticas que tengo a la vista firmados ante el Notario Publico Manuel María Saldaña en esta común a veintitrés del mes de marzo del mil ochocientos ochenta y nueve de que doy fe. Y declarando los vendedores haber recibido del citado Gregorio Troncoso los referidos dieciséis pesos a su entera satisfacción renuncian ceden y traspasan en la voz de este todo el derecho, acción, posesión, título, voz, recurso que ha dicha cantidad de terreno habían y tenían sin reservarse en si cosa alguna para que lo usen como legítimos dueños en absoluta propiedad, dominio y señorío; asegurándoles que sobre esta no habrá jamás pleito, embargo ni contradicción por persona alguna y que si así sucediere saldrán a su voz y defensa hasta dejarle pacífico poseedor lisa y llanamente sin costas ni costos y además le devolverán la suma con indemnización de los daños y perjuicios que puedan causarle y a cuyo cumplimiento obligan sus bienes presentes y futuros con cláusula y general de todos las leyes que puedan favorecerles.

Así lo dijeron y otorgaron, no firmando por no saber escribir haciéndolo a su ruego el ciudadano Ezequiel González junto con el comprador, siendo testigos los señores Heriberto González y Arístides Gómez, testigos instrumentales nombrados al efecto, dominicanos en el pleno goce de sus derechos civiles y políticos, ante mí el infrascrito notario que certifica.


Gregorio Troncoso (firma) Arístides Gómez (firma)
A ruego de Ma. Francisca Germán Heriberto González (firma)
Ezequiel González (firma) Carlos María Mejía (firma)


EXTRACTOS DE ACTOS NOTARIALES DE BANI, 1899

Acta notarial de fecha 3 de octubre de 1899, ante el notario Carlos María Mejía, de Baní; Teofilo Andújar, en su nombre y en representación de su padre, Eduardo Andújar, vende a Claudina Arias un derecho de 35.25 pesos fuertes de terrenos comuneros en El Corbanal.

Eduardo Andújar adquirió estos terrenos por herencia de sus padre Remigio Andújar; y este a su vez los hubo por herencia de su padre Don Juan Pablo Andújar, quien los había adquirido en 1798.

* * *

Acta notarial de fecha 9 de diciembre, 1899 ante el notario Carlos María Mejía: Don Marcos Antonio Cabral vende a Carlos María Báez dos derechos de terrenos: uno de sesenta y cinco pesos siete reales y medio fuertes de terrenos en los sitios comuneros de San Antonio; y otro de cincuenta pesos seis reales fuertes en los de Sombrero.

Marcos Antonio Cabral hizo la venta por ser tutor de sus hijos menores: Amalia Casilda, Fermín y Antonio; y con la aquiescencia de sus hijos mayores: José María, Pablo, Ventura y demás. Hijos de su finada esposa Amelia Báez Andújar, quien heredó estos terrenos de su madre Fermina Andújar y esta los obtuvo por herencia de su padre Don Juan Pablo Andújar.

* * *

Acta notarial de fecha 11 de diciembre, 1899, ante el notario Carlos María Mejía; Carlos María Báez vende a Manuel de Regla Guerrero 25 pesos fuertes de terrenos comuneros en San Antonio, los cuales había comprado a los sucesores de Amelia Báez Andújar.

* * *

Acta notarial de fecha 13 de diciembre, 1899, ante el notario Carlos María Mejía; Carlos María Báez vende a Julio Peña 25 pesos fuertes de terrenos en Sombrero y 25 pesos y 17 reales fuertes de terrenos en San Antonio, los cuales había comprado a los herederos de Amelia Báez Andújar.


SOMBRERO EN UNA RELACION DE MONSEÑOR MERIÑO, 1898.

Volvemos a tener noticias de Sombrero, cuando Monseñor Fernando Arturo de Meriño en su: Elementos de Geografía, Física, Política e Historia de Santo Domingo de 1898, donde escribe. "A la común de Baní pertenecen Matagorda que abarca a Escondido; Fundación que comprende a Peravia; Paya, aldea en formación, Nizao, también con caserío en fomento; Santa Ana, que comprende a Catalina; Pizarrete, Las Barías, que abarca a Roblegar, Higuana, Limonar, Carretón, Arrastra Nalgas, Río Arriba, La Montería, Cañafístol, Calabaza, Honduras, Las Tablas, Las Carreras, célebre como campo de Batalla en 1849, Arroyo Hondo, Fundación de Ocoa, Matanzas, aldea en fomento; Sombrero, El Llano, con mucha población; Boca Canasta y Valdesia".


SOMBRERO: CANTON EN 1905

En un mapa de la isla de Santo Domingo, hecho por el general Casimiro N. de Moya, oficialmente adoptado por resolución del Congreso Nacional, en fecha 18 de mayo de 1905, aparecen Sabana Buey, Matanzas y Paya con la categoría de aldeas o villorrios; las demás comunidades rurales banilejas, entre estas: Fundación, Arroyo Hondo, Las Tablas, Cañafístol, Sombrero, El Llano, Boca Canasta, Matagorda, Escondido, Peravia, etc. son considerada cantones.



SOMBRERO EN EL DIRECTORIO DE ENRIQUE DESCHAMPS, 1906

En la obra La República Dominicana, Directorio y Guía General del escritor santiagués Enrique Deschamps aparecen los nombres de los que para 1906, eran productores.

Aquí se consigna que eran agricultores: Gustavo Troncoso, Julián Peña, Manuel Antonio Troncoso, Ramón Arias, Juan Tejeda, y Benigno Calderón, Juan Tejeda, también aparece como apicultor y están como ganaderos todos los que son agricultores, excepto Julián Peña y Benigno Calderón.

Deschamps dice en la mencionada obra que "La común de Baní tiene las siguientes aldeas: Nizao, Don Gregorio, Paya, Matanzas, Sabana Buey, Las Tablas, y Boca Canasta".

Esta afirmación del valioso escritor nos hace pensar que para esa fecha Sombrero tenía tan escasa población que no merecía el título de Aldea; pero es muy seguro que ya en 1906, según nuestras investigaciones, existían aquí varias familias que no son citadas por Deschamps en la relación de los que eran productores para esa fecha. Estas familias omitidas son: Andújar, Pimentel, Melo, Ortiz

En la lista de los comerciantes banilejos se incluye el nombre de Generoso Andújar.


EL PLEITO DE SOMBRERO (1914)

Para 1914, fecha en que se escenificó el llamado "Pleito de Sombrero‰, o el pleito del catorce como lo prefieran llamar los villasombrerenses, esta comunidad era una pequeña aldea compuesta por unos 15 bohíos dispersos en una gran extensión de terreno, donde las principales ocupaciones de sus moradores eran la ganadería y la agricultura de subsistencia. Don José María Dumé Medina, llanero de nacimiento, era a la sazón el Alcalde Pedáneo de Sombrero. La gente de esta comunidad vivía al margen de los acontecimientos políticos nacionales.

Era la época del "Concho Primo", en la que todo el mundo andaba armado y los gobiernos se sucedían unos a otros de forma vertiginosa. Cuando un caudillo político estaba en la oposición inmediatamente organizaba una revuelta para derrocar a los del gobierno. Así sucedió en 1914, siendo presidente el General José Bordas Valdez (1874-1968), el cual gobernó el país entre abril de 1913 y agosto de 1914. Los horacistas o coludos iniciaron una revolución con el propósito de derrocar al Presidente Bordas, la cual estaba apoyada en Baní por los Generales Manuel de Jesús Castillo, José Antonio Miniño y Dionisio Cabral. El General Zenón Ovando fue enviado por el gobierno para combatir a la revolución de Baní. Ganó un pleito en Paya y obligó a los revolucionarios a retroceder a Baní, pero a falta de pertrechos tuvo que retirarse a la capital, lo cual fue aprovechado por los insurrectos para avanzar hasta San Cristóbal.

Posteriormente Ovando desembarcó por Salinas acompañado por el General Buenaventura Cabral y derrotó a Octavio Ramírez y a José Antonio Miniño, que eran las autoridades de Baní. Estos sucesos trajeron como consecuencia que la revolución tuvo que retroceder, parando momentáneamente en Peravia y luego acantonándose en Sombrero.

El cantón de Sombrero fue bombardeado desde las costas por el vapor Independencia. Los viejos de esta comunidad recuerdan el zumbido de las bombas de cañón que disparadas desde el mar llegaban hasta aquí.

Don Joaquín S. Incháustegui, autor de la Reseña Histórica de Baní, y secretario del General Dionisio Cabral, uno de los jefes de la revolución, escribió en ese libro una descripción del Pleito de Sombrero, la cual voy a transcribir a continuación, puesto que Incháustegui fue testigo ocular de los hechos:

"Ataque a Sombrero: Los Generales Ovando y Soto dieron todas las disposiciones para atacar el cantón revolucionario de "Sombrero" donde se encontraban el jefe de operaciones, General José del Carmen Ramírez; el segundo General Dionisio Cabral, y una infinidad de valerosos oficiales comandando las tropas".

"Por tres puntos diferentes atacaron las fuerzas del gobierno: camino real de Baní a Azua, camino denominado "Saona" y camino del Cañafístol".

"De haber resultado con éxito el plan de Ovando, que consistía en atacar simultáneamente, grande carnicería se hubiera operado en las filas revolucionarias; pero la impaciencia de unos y la embriaguez de otros hizo que la revolución pudiera repeler el ataque de los tres puntos".

"Fuerte resultó el ataque del cual resultaron varios muertos y heridos".

Los ancianos de Villa Sombrero recuerdan que por el sitio donde está el cementerio de esta comunidad, en la zona donde viven los Gabrieles (Ñoño, Antonio y Arsenio) se cavó una gran fosa que sirvió de tumba común a unos dieciséis de los abatidos en aquel combate. También recuerdan que por el sitio llamado Sabana Sucia y por el Arroyo Bahía se veían a los perros devorando trozos de cadáveres.

Los revolucionarios tenían dos puestos en Sombrero: Uno donde está la casa de Don Manuel O. Pimentel (Ñoño Gabriel) y el otro al lado de la Laguna, por donde esta la casa de Doña Petra Troncoso, en ambos lugares había gigantescos robles que servían como torres de vigía. También había un campamento en Sabana Sucia. Los revolucionarios, acantonados en Sombrero durante más de un mes, se comieron todas las vacas y todas las gallinas del lugar. Cuando regresaron los villasombrerenses, l que habían abandonado el lugar, los muchachos jugaban con las balas, las machacaban hasta hacerlas disparar.

En la casa de los Ortiz, la cual fue abandonada por sus dueños, los revolucionarios improvisaron un hospital donde eran atendidos los heridos en la contienda bélica.

En esta batalla no peleó ningún sombrerense. Esta no era su guerra. Si participó en este pleito el señor José Solano, el abuelo de Elquilo Mateo. Este último reside actualmente en Sombrero. También participaron varias personas de Sabana Buey, como ha podido constatar el abogado e historiador Francis V. De Los Santos.

Lo que los sombrerenses hicieron fue abandonar sus casas e irse a los conucos, hasta que finalizara el acantonamiento de las tropas revolucionarias en este lugar. El sitio duró casi dos meses.

Los revolucionarios hicieron uso a su antojo de los animales y víveres de los sombrerenses, por lo que algunas familias, previniendo tal pillaje, hicieron hoyos en el interior de sus bohíos, que entonces tenían el piso de tierra, y allí enterraron provisionalmente sus pertenencias. Como tal fue el caso de la familia de Casimiro Pimentel y Colasa Ortiz (Los Colasitas).


ALGUNOS TESTIMONIOS LITERARIOS DEL PLEITO DEL CATORCE

Inspirado en estos acontecimientos nuestro compueblano Felipe Troncoso Ortiz escribió una composición poética de un alto contenido testimonial y literario que estuvo muy en boga en los días posteriores a la citada batalla. Esta ofrece una idea muy acabada de como quedó Sombrero a raíz de tales hechos. Esta octava la copié de la voz de Don Pablo Pimentel Tejeda en 1984, cuando éste ya sobrepasaba los 80 años y hacían 70 de cuando Troncoso la compuso. Según se advierte en la métrica y la rima, este debió ser ligeramente diferente, pero voy a transcribirla tal y como Don Pablo me la recitó. Hasta este momento dicha composición permanecía inédita.


PLEITO DE SOMBRERO
Por Felipe Troncoso Ortiz

Llegaron como una furia andaban como monteros

Con la crianza y los conucos, Como no tenían dinero

y no pagaban tributo, ni en faltriquera un real

Porque andaban en guerra. todo era para rematar

Con sus carabinas belgas, con el campo de Sombrero.


(Sombrero, Baní, 1914).-




Hay otro testimonio literario de este pleito, una cuarteta escrita por Manuel Ramón Pimentel, el padre de Lelé.


GUERRA DEL 14 (cuarteta)

Cuando la guerra llegó a Sombrero se me heló el corazón

que echaron ¡Viva Luis!, creyendo que era ciclón

andaban como la abeja y sin viento y sin llover

cuando salen del barril en el resto de mi vida

y yo desde que los vi Más nunca la quiero ver.


Aun se conservan algunas estrofas de una décima compuesta también en el 1914, de autor desconocido, recitada por Doña Merced Rivera (Merced Leoncio), de Cañafístol en octubre del 2000, cuando tenía 96 años.



En el pleito de Sombrero Mataron una salea

Eso daba compasión Con la punta de un puñal

Se recogían los muertos para darle de comer

Como si fuera cambrón. a las tropas de Cabral.



Mataron una salea Mataron una salea

Con la punta de un cuchillo Y la mataron entre dos

Para racionar la gente Y cogieron la manteca

Que tenía Lico Castillo. Para comerse el arroz.



MENSURA Y PARTICION DE LAS TIERRAS DE SOMBRERO. 1919

Hasta 1919 Sombrero tenía unas alrededor de sesenta viviendas y sus tierras eran comuneras, o sea que quienes la usufructuaban no poseían títulos de propiedad, sino simples actos notariales de ventas por los cuales se traspasaban los terrenos de una persona a otra. Los predios tenían límites imprecisos puesto que nunca se habían medido catastralmente. En ese año, y apoyándose en la nueva ley de titulación y división de tierras que implementó el gobierno norteamericano de ocupación. Don Gustavo Troncoso gestionó, por medio del prestigioso abogado Luis Conrado del Castillo, la mensura y partición del predio de Sombrero, lo cual se logró. Esta acción impidió que los sombrerenses fueran despojados del uso de sus tierras por parte poderosos grupos económicos, cosa que había sucedido en otros lugares del municipio de Baní.

A continuación reproduzco la sentencia que autorizó la mensura y partición de estas tierras. La información fue publicada por el periódico banilejo Ecos Del Valle en noviembre de 1919. La copia me la facilitó José Miguel Germán.


MENSURA Y PARTICION DEL PREDIO DE SOMBRERO,
JURISDICCION DE BANI.

Se advierte para los fines previstos por la lei sobre División de Terrenos Comuneros vijente, que el Tribunal de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santo Domingo, ha dictado, a requerimiento de Sr. G. Delfín Troncoso, por conducto del abogado infrascrito, en fecha cinco de Septiembre del año mil novecientos diez i nueve, una sentencia cuyo es el dispositivo siguiente: El Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santo Domingo, Administrando Justicia en su Nombre de la República, por autoridad de la Lei, en virtud del artículo citado i visto el dictamen del Magistrado Procurador Fiscal falla: Primero, que debe ordenar i ordena la mensura i partición del sitio comunero denominado "Sombrero", sección de la común de Baní, Provincia de Santo Domingo; Segundo, que debe dar i da comisión al Notario Público de los del número de esta común ciudadano Federico Oscar Polanco, para que mediante recibo sea depositario de los títulos, i llene todas las formalidades exijidas por la Lei i Tercero, declara los costos a cargo de los copropietarios.

Baní, Noviembre de 1919.
Luis C. Del Castillo.



DECISIÓN DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE TIERRAS DE SOMBRERO. 1954

En fecha 17 de mayo de 1954, El Tribunal Superior de tierras notifica su decisión No. 1 del D.C. No. 7, de la común de Baní. Mediante esta decisión se procedió a la depuración de Títulos de propiedad en los sitios de Sombrero, San Antonio y Las Tablas.

De la fotocopia del original que consta de seis páginas, suministrada por Orlando Villalona, resumimos los datos que consideramos de interés para nuestra comunidad. Entre las interesantes informaciones contenidas en este documento están: que los herederos de Miguel de Jesús de Soto y Dionisia Franco hicieron en el 1801 una partición amigable de sus derechos de tierras, entre los cuales aparecen diez mil pesos fuertes de terrenos en los Banilejos, mil pesos en Sombrero y ochocientos en San Antonio.

Hay una certificación de fecha 11 de septiembre del 1947, expedida por el Director del Registro Civil y Conservador de Hipotecas de Azua, mediante la cual da constancia de que en los registros a su cargo hay un título de terreno en los Sitios de Banilejos, Sombrero y San Antonio, otorgado por Dionisia Franco a favor de la Iglesia Dominicana y de varias personas en la forma siguiente: Francisca Soto, ciento cuarenta y ocho pesos, en el sitio de Sombrero y trescientos setenta y cuatro pesos en San Antonio, a Cristóbal de Soto, ciento cuarenta y dos pesos, en Sombrero y veintinueve pesos en San Antonio, a Francisco de Soto, ciento cuarenta y nueve pesos, Sombrero y veintiuno en San Antonio, a Mario de Soto, ciento cuarenta y dos pesos en Sombrero y veintiuno en San Antonio; Fernando de Soto, ciento cuarenta y dos pesos en Sombrero y veintiuno en San Antonio; a Juan Francisco de Soto, ciento cuarenta y dos pesos en Sombrero y veintiuno en San Antonio y que conforme las mismas anotación, existe un defalco igual a DOSCIENTOS OCHENTA PESOS en este título, correspondiente a los Sitios de Sombrero y San Antonio.

También hay referencias de escrituras de ventas de acciones del sitio comunero de Sombrero de José María Eladio Pérez a favor de Julio Ángel Pimentel Pimentel, el 16 abril de 1942 y José Maria Eladio Pérez, en calidad de apoderado de los sucesores de Cayetano Figuereo, a la señora Antolina Pimentel Vda. Estepan, el 18 de diciembre de 1943. también están los siguientes:

- El 23 de diciembre de 1947 Porfirio Soto Champol vende a Nicanor Peña Arias quince pesos fuertes de acciones del predio comunero de San Antonio.

- El 20 de julio de 1948 Porfirio Soto Champol vende a Agripino Dumé Calderón cincuenta pesos fuertes de terreno en San Antonio.

- 27 de diciembre de 1952, Porfirio Soto Champol vende a Pascual Dumé Báez cincuenta pesos fuertes de terrenos en San Antonio.

El Tribunal Superior de Tierras declara como buenos y válidos los títulos de pesos y acciones de los terrenos comuneros de Sombrero, San Antonio y Las Tablas.


EN EL SITIO COMUNERO DE SOMBRERO

Apolinar Pimentel Tejeda, $80.00; Ciriaco Alberto Pimentel Troncoso, $100.00; Emiliano Arias, $10.00; Emiliano de Regla Troncoso, $30.00; Esteban Mejía, $75.00; Faustino Ortiz, uno de $33.00 y otro de $10.00; Feliciano Melo Peña, $20.00; Félix Alberto Troncoso $46.00; Félix E. Troncoso Peña, $20.00; Félix María Troncoso, $50.00; Florencio Objío, $13.50; Francisco Alberto Peña Melo, $20.00 Gregorio Pimentel Peña, $25.00; Gregorio Troncoso, $50.00; Gustavo Delfín Troncoso uno de $60.00 y otro de $21.40; Isauro María Troncoso Ortiz, $50.00; Joaquín Antonio Melo, $30.00; Joaquín Pimentel Ortiz, $40.00; José Estepan, $15.00; José Gabriel Pimentel y José María Dumé, $85.00; José Gabriel Pimentel, $153.00; José María Dumé, $15.00; José María Eladio Pérez, $67.00; Juan María Troncoso, $20.00; Julio Peña, $45.00; Luis Enrique Troncoso, $10.00; Luis Virgilio Pimentel Peña, $73.00; Manuel Altagracia Melo, $15.00; Manuel Catalino Peña, $10.00; Manuel de Regla Báez, $20.00; Manuel Melo, $11.32; Remigio Andújar, $15.75 Teófilo de Jesús Pimentel, $15.00; Virgilio Pimentel Peña y Manuel Melo Pimentel, $60.00; Virgilio Pimentel, $14.00.

EN EL SITIO COMUNERO DE SAN ANTONIO

Eduardo Eligio Melo, $20.00; Eduardo Pimentel, $10.00; Eulogio Melo, 103 acciones; Faustino Ortiz, $15.00; Félix Alberto Troncoso, $25.00; Félix María Troncoso, $199.50; Fidel Guerrero, $21.00; Florencio Objío, $4.68; Gustavo Delfín Troncoso, $18.00; Joaquín Emilio Tejeda, $20.00; José Gabriel Pimentel, $35.75; Juan Tejeda, $15.00; Julio Peña, $25.07; Luis Martínez, $8.00; Manuel de Regla Melo Soto, $30.00; Manuel de Soto y Antonia Hernández, $457.00; Manuel María Guerrero y Guerrero, $22.00; Méncido Melo, $40.00; Miguel de Jesús de Soto, $300.00; Octavio Pascual Pimentel, $165.00; Pedro María Melo, $60.00; Perfecto García Sollozo, $200.00; Porfirio Pimentel, $10.00; Remigio Andújar, $19.50; Virgilio Pimentel Peña y Manuel Melo Pimentel, $40.00.


COLONIA CAÑERA (1958-1961)

Si algún hecho histórico ha producido verdaderas y profundas transformaciones en el seno de la sociedad villasombrerense, ese hecho fue la implantación de la colonia cañera que Trujillo estableció entre Sombrero y Mantazas, a partir del 1958. Esos cambios se operan en el orden de lo económico, lo social y lo cultural.

Dada la importancia que este acontecimiento amerita para explicar el comportamiento y la conformación de la actual sociedad de Villa Sombrero, he decidido dedicar el presente capítulo para explicar las diferentes vertientes del tema.

Es justo consignar que para el estudio de algunas de las consecuencias que trajo la colonia para nuestra comunidad, me he valido del interesante y muy científico trabajo que realizara mi amigo y pariente Héctor Bienvenido Melo acerca de su comunidad, Matanzas; poblado que en mayor o menor medida, según el caso, sufrió la misma consecuencia que Villa Sombrero.

En el 1959, Trujillo concluye la ampliación del Canal Marcas A. Cabral. Esta ampliación tenía el propósito de irrigar las tierras bajas o costeras del municipio de Baní, pero no en el interés de que los agricultores se beneficiaran de esta valiosa obra hidráulica, sino en el de establecer una colonia cañera que ocupara las tierras que van desde Arroyo Bahía hasta Los Rieles, por Quija Quieta. Por otro lado desde Sombrero hasta El Llano se hizo una gran plantación de maíz, que cuando estaba tierno lo cosechaban para convertirlo en forraje para los caballos que el tirano tenía en la Hacienda Fundación, en San Cristóbal.

Dicen los que vivieron esos aciagos días que un atardecer cualquiera el solar que estaba frente a la que fuera la casa de Doña Lidia Casado viuda Arias se llenó de máquinas pesadas; que vinieron lacayos del régimen, reunieron a un grupo de sombrerenses y solo le dijeron que vayan a recoger los alambres que cercaban sus respectivas propiedades. Al otro día se inició una salvaje e irrespetuosa expropiación de tierras como nunca lo imaginaron nuestros campesinos.

Las máquinas no respetaban nada. Y si bien la mayoría de las tierras que rodean a Sombrero eran vírgenes, también existían ya conucos en plena producción. Los plátanos, la yuca, todo fue salvajemente devastado. Solo quedaron algunos en pies. Él más grande de los desconciertos y la más profunda de las frustraciones colectivas arroparon a todo un pueblo, que hasta ese entonces vivía en la tranquilidad de su aldea creyéndose dueños de sus tierras. La violenta expropiación de tierras se consumó sin la más mínima consideración.

Algunos campesinos despojados de sus tierras lograron emplearse como asalariados en la colonia, principalmente como capataces, sin embargo la mayoría no se repuso de la sorpresa de haber perdido sus propiedades y quedaron ociosos, sus prejuicios le impedían convertirse en braceros y compartir la misma suerte de los que trabajaban en la caña. Para trabajar en las plantaciones de caña vino gente de Catalina, Carretón, Pizarrete y braceros haitianos.

La situación para los sombrerenses se tornó sumamente critica. La miseria se había adueñado del pueblo. Eran días tan difíciles que algunos, con riesgo de sus vidas, robaban el maíz que Trujillo hizo sembrar para sus caballos. Lo cogían para alimentarse ellos y para sus animales. Esta crisis provocó un agudo éxodo de villasombrerenses hacia la capital, en busca de empleos y mejores perspectivas de progreso. Casi todos los que emigraron se dedicaron al comercio.

Por otro lado, simultáneamente con el establecimiento de la colonia cañera llegan braceros negros, haitianos en su mayoría, y técnicos y operarios con caracteres raciales diferentes a los de la gente de Villa Sombrero. Recuérdese que este poblado era sumamente cerrado y homogéneo en cuanto a sus valores culturales y sociales: los matrimonios se realizaban siguiendo un criterio muy riguroso de selectividad del cónyuge, en los que además de las cualidades morales primaban las valoraciones raciales. Tanto así que debido a esos prejuicios eran muy comunes los matrimonios entre parientes cercanos; era socialmente aceptado que se casaran primos hermanos. El racismo era tan acendrado que un sombrerense no concebía el casarse con una persona mulata, mucho menos negra.

A partir de la colonia, la interacción social entre nativos y forasteros van atenuando poco a poco esos valores tan rígidos, hasta el punto de que se producen casamientos entre muchachos de Sombrero y forasteros de tez mulata y de cuyo origen se sabía muy poco. En otras palabras el racismo comenzó a declinar y se rompen, además, los patrones que establecían una igualdad racial y social para establecer matrimonios. Estas fueron algunas de las consecuencias de la colonia en el aspecto social.

En lo que concierne a lo económico, la colonia cambió drásticamente los métodos de producción del poblado. En Villa Sombrero, la economía estaba basada en la ganadería y en la agricultura, pero tanto la una como la otra acusaban un carácter de producción de supervivencia. Tan pronto termina el régimen trujillista también acaba la colonia y las tierras expropiadas son devueltas a sus dueños durante el Triunvirato, solo que con varios factores a su favor: se había hecho un desmonte total y se había habilitado la tierra para el cultivo; también el agua para el riego era abundante y suficiente gracias a la construcción del Canal Marcos A. Cabral y además se construyeron caminos vecinales. A esto se le sumó el hecho de que el Gobierno indemnizó a los que le habían quitado sus tierras pagándole por el usufructo que Trujillo hizo de estas.

Estos factores permiten que la producción agrícola adquiera un carácter mercantil y se produzca una intensificación y una diversificación de la agricultura. Con ello se fomentan los factores capitalistas en la producción agrícola con la consiguiente explotación intensiva de la fuerza de trabajo.

La riqueza de Sombrero, al igual que la mayoría de los „Campos Blancos‰ de Baní se debe a ese canal, hecho para la colonia, pero que quedó siendo patrimonio de todos los banilejos.

La colonia provocó también el fin de los convites, que antes era la forma mas usada para realizar ciertas labores. En el convite no se paga a nadie por su trabajo; por el contrario, después de finalizada la colonia aparece con mayor fuerza el peón agrícola al que si se le paga. El capitalismo se entronizó en Sombrero desde entonces.

El agudo proceso de emigración que se produce por causa de la colonia plantea el problema de cómo suplir la fuerza de trabajo necesaria para emplearla en las fértiles tierras que se abren a la producción, ya que los propietarios no bastaban por si solos para trabajar sus tierras.

A esto se añade la necesidad de emplear mano de obra barata, puesto que la situación económica de los propietarios era crítica. Este problema se resuelve gracias a la inmigración de ocoeños hacia Villa Sombrero, los cuales además de ofertar mano de obra sumamente barata también se empleaban como medianeros, lo que significa que el dueño de la tierra no le pagaría sino hasta cuando la cosecha es vendida.

Esos movimientos migratorios, tanto desde como hacia Villa Sombrero, permiten un proceso de transculturación que enriquece o desnaturaliza según el caso, el conjunto de las relaciones culturales del poblado. Por un lado, los villasombrerenses que se han ido a vivir a la capital transmiten a sus compueblanos ciertos valores de carácter universal. Por otro lado, los inmigrantes ocoeños y de estos sitios traen consigo sus creencias y costumbres de raíces afro antillanas en su mayoría, como son las noches de velas, el toque de palos o atabales y la santería.


OTROS APUNTES SOBRE LA COLONIA

El proyecto de la colonia cañera que inició Trujillo en esta zona pretendía sembrar de cañas todas las tierras que van desde Palenque hasta Azua.

Con el objeto de dar viviendas a las familias pobres que trabajaban en la colonia, Trujillo construyó sendos barrios en Boca Canasta, El Llano, Sombrero, Matanzas y Quija Quieta; en cada uno de los cuales además de las casas también se construyeron iglesias, escuelas, baños públicos y se dotaron de agua potable.

El barrio de Sombrero conocido, al igual que el de otras comunidades, como LAS CASITAS, constaba de cuatro manzanas con dieciséis viviendas cada una, lo cual hace un total de sesenta y cuatro viviendas. También tenía iglesia, escuela, baños públicos y cuartel de policía.

Entre los que vinieron a trabajar en la colonia y que se casaron en Sombrero están: Rafael Ramírez (Papito), Carlos Pérez, Miguel Abreu, Rodríguez, Abraham Gonzáles, Ventura, Ernesto Susana.

En 1959, para apoyar el proyecto cañero, se hizo estudio para hacer una nueva carretera que fuera desde Baní hasta el resto de la región Sur. Este proyecto proponía el abandono de la carretera actual, a fin de evitar el paso de El Número, y sugería una nueva carretera casi por donde estaba antes el Camino Real del Sur, por tal razón esa nueva vía pasaría por Sombrero, específicamente por la calle Sánchez, frente al cuartel de la Policía Nacional. Este proyecto no se materializo debido al derrocamiento del tirano, pero de haberse hecho hubiese traído grandes beneficios a nuestra comunidad.

Los haitianos que vivieron en Sombrero durante los días de la colonia crearon un clima de cierta fantasía sobre ellos, debido a los poderes mágicos que se le atribuyeron merced a sus conocimientos de la brujería y el vudú. De ese tiempo data esta historia que les voy a narrar y que todavía muchas personas de aquí la recuerdan y la cuentan en alguno que otro velorio.

Este hecho dejó perplejos a muchos sombrerenses, porque en realidad rayaba en el realismo mágico. En ella el escritor Gabriel García Márquez tendría un buen tema para una de sus narraciones: Se dice que una haitiana (y eso lo llegó a contar ella misma) había robado un pollo a una vecina suya, cuando vivía en Haití; debido a esto la vecina le echó una maldición por la cual le creció la barriga inexplicablemente. Esta haitiana, ya con su maldición a cuestas, vino a Sombrero cuando la colonia cañera. Vivió en un cuarto alquilado, en la casa de Julito Peña, y dicen algunos que a veces se oía en el vientre abultado de la negra haitiana, el apagado y lejano canto de un gallo.

Esto es mas fantasía que otra cosa, pero lo que si fue realidad era el hecho de que las haitianas se prostituían entre los cañaverales, vendiendo los placeres de su cuerpo por escaso dinero. Ellas andaban siempre con un saco de pita o de cabuya con el que improvisaban un lecho cuando encontraban un cliente. Las haitianas para evitar ser engañadas siempre cobraban por adelantado, por eso todos sabían en su mal español una frase que luego se hizo popular. La frase decía: „Cuarto en mano y c... en tierra‰.


INMIGRACIÓN OCOEÑA

La importante inmigración de ocoeños a Villa Sombrero se inició tímidamente en 1960 y cobró fuerza en 1961, tras el derrocamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.

Las causas de este proceso migratorio son las siguientes:


1- Tras la muerte de Trujillo, se eliminaron los rígidos controles migratorios que había establecido la tiranía.
2- A partir de 1961, los villasombrerenses cambiaron su modo de producción agrícola. Pasaron de una agricultura de subsistencia a una agricultura mercantilista (capitalista) que demandó gran cantidad de peones agrícolas. Este hecho fue posible gracias a la instalación de una colonia cañera en nuestras tierras, la cual trajo el desmonte de los bosques, la construcción de caminos vecinales y la construcción del Canal Marcos A. Cabral.

3- Las condiciones socio-económicos de los ocoeños eran deplorables. Su calamitosa situación los compelía a emigrar.

Antes de 1960 llegaron los hijos de Pancho Chochón. En el 1960 llegó a Sombrero, procedente de Sabana Larga, el ocoeño Leonidas Ortiz. En el 1961 llegaron Marino Ortiz, José del Carmen Arias (Kilo), Nico Custodio y los hijos de Ramona Ortiz (entre estos Feliciano), Mateo Ortiz (Mateito), luego llegaron Palá Ortiz y Rogelio el papá de Chalano. Marino Mejía trajo a sus padres, José del Carmen Mejía y Ramona Maceo, y a sus hermanos Guido, Benedito, José, Diomedes y Margarita.

Las lomas y el pueblo de El Maniel fueron poblados originalmente por banilejos (Pimentel, Tejeda, Ortiz, Báez, Soto, Mejía,, Arias...), a principios del siglo XIX, por lo que siempre han existido nexos familiares y afinidades étnicas y culturales entre banilejos y ocoeños. Eso permitió que el proceso de integración e interrelación de los nuevos inmigrantes con la comunidad receptora fuera armonioso.

Los ocoeños han hecho valiosos aportes al desarrollo de Villa Sombrero en los campos de la agricultura, la cultura, los deportes y en el de los grupos organizados.


LEY QUE ELEVA A VILLA SOMBRERO A LA CATEGORÍA DE SECCION

A seguidas transcribo textualmente la ley numero 658, la cual eleva a Sombrero a la categoría de sección, con su aprobación tanto del Senado como de la Cámara de Diputados, así como su promulgación por parte del Dr. Balaguer, Presidente del país en aquella fecha.

Ley No. 658, que modifica el artículo 25 en su párrafo I de la ley 5220, sobre División Territorial de la República Dominicana, de fecha 21 de septiembre de 1959.
(Gaceta Oficial No. 9335, del 24 de mayo de 1974).



EL CONGRESO NACIONAL EN NOMBRE DE LA REPUBLICA
Número 658

CONSIDERANDO: Que es justa la aspiración de los moradores de la Villa de Sombrero, que piden ser elevada su categoría política, en vista del desarrollo y progreso alcanzado en los últimos años:


Art. I.- La Villa de Sombrero perteneciente a la Sección de El Llano del municipio de Baní, Provincia Peravia constituirá en lo sucesivo una sección con el nombre de Sección de Sombrero, perteneciendo a la jurisdicción territorial del citado Municipio de Baní. Su cabecera será la Villa denominada Sombrero.
Art. 2.- Las previsiones de la presente Ley entraran en vigencia a partir del próximo 16 de agosto del presente año de 1974.


LEY 2
Art. 3.- La presente ley modifica en cuanto sea necesario él artículo 25 en su párrafo I de la ley No. 5220, sobre División Territorial de la Republica Dominicana, de fecha 21 de septiembre de 1959.

Dada en la Sala de Secciones del Senado, Palacio del Congreso Nacional, en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, a los dieciséis días del mes de abril del año mil novecientos setenta y cuatro: años 131 de la Independencia y 111 de la Restauración.


Adriano A. Uribe Silva, Josefina Portes de Valenzuela
Presidente Secretaria

Florentino Carvajal Suero
Secretario Ad-Hoc.



Dada en la Sala de Secciones de la Cámara de Diputados, Palacio del Congreso Nacional, en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, a los veinticinco días del mes de abril del año mil novecientos setenta y cuatro: años 131 de la Independencia y 111 de la Restauración.



Atilio A. Guzmán Fernández José Eligio Bautista Ramos
Presidente Secretario

Jesús María García Morales
Secretario

JOAQUIN BALAGUER

Presidente de la República Dominicana

En ejercicio de las atribuciones que me confiere él articulo 56 de la Constitución de la República;

PROMULGO la presente Ley y mando que sea publicada en la Gaceta Oficial para su conocimiento y cumplimiento.

Dada en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, a los dos días del mes de mayo del mil novecientos setenta y cuatro, año 131 de la Independencia y 111 de la Restauración.

JOAQUIN BALAGUER


EL CICLON DAVID Y LA TORMENTA FEDERICO, 1979

El 31 de agosto del 1979, el país fue azotado por el ciclón David, un fenómeno atmosférico con vientos de 120 Km./h y ráfagas de hasta 240 kms/h, categoría V y que se desplazaba muy lentamente, a unos 30kms/h, devastó gran parte de la nación, incluyendo todo el territorio del municipio de Baní.

En Villa Sombrero los estragos causados por este meteoro tuvieron dimensiones apocalípticas:

Pérdida total de todos los cultivos; pérdida del 80% de la masa boscosa (el mar Caribe, distante a cuatro kilómetros, se divisaba desde las afueras del poblado); destrucción total de 107 viviendas y semi-destrucción de 600 mas, lo que traducido a números significo que el 90% de las edificaciones de la comunidad sufrieron algún tipo de daño; derribamiento de las redes de la energía eléctrica (el servicio se restableció varios meses después); deterioro del acueducto de Baní (Sombrero se abasteció de agua durante varios meses de un pozo que había en la hacienda de Carlos Bethancourt, hoy propiedad de Reynaldo Guerrero); daños significativos al canal Marcos A. Cabral y sus ramales.

Después del paso del ciclón David llegó la tormenta Federico, cuya alta pluviometría también provocó daños importantes debido al desbordamiento de ríos, arroyos y cañadas y a la perdida, por arrastre, de la capa vegetal de muchas parcelas agrícolas.

Estos meteoros pusieron a prueba el sentido de solidaridad y el espíritu de trabajo de todos los banilejos, incluyendo por supuesto a los villasombrerenses.

Desde que amainaron los vientos del huracán no cesaron los trabajos de reconstrucción de viviendas y conucos, sino hasta que todo estuvo arreglado.

Se trabajó de día y de noche, incansablemente, con una fe inquebrantable en el futuro.

Durante esos aciagos días de carencias extremas y profundas necesidades surgieron muchos héroes, personas que se entregaron en cuerpo y alma a resolver los problemas de los demás, olvidándose en algunos casos, de los suyos propios.

Entre estos hay un grupo jóvenes que realizó una labor encomiable y titánica a favor de los damnificados que perdieron todos sus bienes y que tuvieron que refugiarse durante tres meses en la escuela de la comunidad. Esos jóvenes, bajo el liderazgo de Orlando Villalona, fueron Luis Báez Troncoso, Adriano Ortiz de Jesús, Pablo Reyes Ortiz, Belarminio Andujar, Marino Ortiz, Federico de Vorjan Ortiz Sánchez (Pingüino), Nano Ortiz y Dionisio Mateo, entre otros. En su mayoría eran miembros del club. Socorrieron a ciento cinco familias, unas quinientas personas.

La estelar participación de estos jóvenes en aquellos difíciles momentos, comenzó con las labores previas de prevención y educación ante el fenómeno que se avecinaba, con la ubicación de los refugios y luego con las labores de rescate y reapertura de calles y caminos.

Ellos fueron los responsables de solicitar y distribuir las ayudas que llegaron hasta Sombrero. Organizaron al centro de refugios (que era la recién inaugurada y aun no estrenada escuela pública); llevaron hasta allí la dotación policial y el dispensario medico; se encargaron de recolectar y almacenar mas de quince mil plátanos derribados por el huracán para darlos de comer a los refugiados.

Estos jóvenes no limitaron sus labores a Villa Sombrero, sino que además socorrieron y refugiaron a muchas personas de la empobrecida comunidad de Las Tablas.

Quede aquí, escrito para la posteridad, el testimonio de estos hechos y el sentimiento de gratitud hacia aquellas personas que asumieron estaturas de héroes en aquellos momentos en que su pueblo los necesitó.


RESOLUCIÓN MUNICIPAL, DE FECHA 11 DE JUNIO 1991, QUE DECLARA AL SITIO DE LOS GUAYACANES, DE VILLA SOMBRERO, COMO PATRIMONIO HISTORICO Y NATURAL DEL MUNICIPIO DE BANI.


AYUNTAMIENTO DEL MUNICIPIO DE BANI.

Resolución No. 009-91
CONSIDERANDO : Que en la comunidad de "Villa Sombrero"
existen varios árboles de Guayacán
centenarios y un bohío donde nació él

General Faustino Ortiz.


CONSIDERANDO : Que el general Faustino Ortiz, fue un
héroe de nuestra Independencia Nacional
y de la Restauración de la República.


CONSIDERANDO : Que es un deber del Ayuntamiento del
Municipio de Baní, honrar la memoria de
aquellos hombres que lucharon por
Nuestra independencia y soberanía.


VISTO : El informe favorable rendido por la

comisión formada por esta Honorable Sala

Capitular.



VISTO : El interés de la comunidad de "Villa
Sombrero" y particularmente de los
descendientes del general Faustino
Ortiz.



EL AYUNTAMIENTO DEL MUNICIPIO DE BANÍ,
En uso de sus facultades legales;



= RESUELVE =



ARTICULO 1ro. : Declarar, como al efecto declara
Patrimonio Histórico y natural del
Municipio de Baní, el área de los
Guayacanes en la comunidad de Villa
Sombrero.


ARTICULO 2do. : Responsabilizar, como al efecto
responsabiliza a la Oficina Técnica y de
Planeamiento Urbano Municipal, de
ejecutar y velar por el cumplimiento de
la presente Resolución a través de las
organizaciones representantes de esa
Comunidad.



Dada: En la Sala Capitular del Honorable Ayuntamiento del Municipio de Baní, Provincia Peravia, República Dominicana, a los Once días del mes de junio del año 1991. años 144´ de la Independencia Nacional y 127´ de la Restauración de la República.


Firmado

DR. LUIS MANUEL PEGUERO DR. RAFAEL A. FRANJUL T.

Presidente del Ayuntamiento Síndico Municipal



PROF. LUIS ROBERTO PÉREZ,

Secretario Municipal.

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